En primer lugar, debemos saber que los derechos humanos son necesarios para vivir como un ser humano, sin los cuales las personas no pueden sobrevivir ni desarrollarse con dignidad, incluso rigen la forma en que los individuos viven en sociedad. Además, los derechos humanos son inherentes, inalienables, universales, iguales, indivisibles y mutuamente relacionados.
La Convivencia sobre los Derechos del Niño (CDN) aportó una nueva visión de los niños como sujetos de derechos, que antes no existía. Tal y como podemos encontrar en la página web http://www.unicef.es, los derechos de la infancia se basan en cuatro principios fundamentales:
- La no discriminación. Todos los niños tienen los mismos derechos.
- El interés superior del niño. Cualquier decisión, ley, o política que pueda afectar a la infancia tiene que tener en cuenta qué es lo mejor para el niño.
- El derecho a la vida, la supervivencia y el desarrollo. Todos los niños y niñas tienen derecho a vivir y a tener un desarrollo adecuado.
- La participación. Los menores de edad tienen derecho a ser consultados sobre las situaciones que les afecten y a que sus opiniones sean tenidas en cuenta.
De este modo, las Naciones Unidas establecieron una serie de normas que comprenden la importancia de promover, proteger y dar cumplimiento a los derechos de la infancia. Los documentos más importantes en este sentido son:
· Carta Europea de los Derechos del Niño.
· Carta de los Derechos Fundamentales.
· Estrategias sobre los derechos de la infancia.
Aunque todavía quedan muchos retos pendientes en lo que a cumplimiento de derechos se refiere, en los más de 20 años transcurridos desde que se aprobó la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) se han logrado logros importantes en diferentes ámbitos.
La Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) es el primer instrumento internacional que reconoce a los niños y niñas como agentes sociales y como titulares activos de sus propios derechos, y en él se recogen 54 artículos referidos a los derechos económicos, sociales, culturales, civiles y políticos de todos los niños y niñas. Su aplicación es obligación de los gobiernos, pero también define las obligaciones y responsabilidades de otros agentes como los padres, profesores, profesionales de la salud, investigadores y los propios niños y niñas.
“Cuando me pegan, cierro los ojos y el dolor se va. Cuando sea mayor me vengaré”. Carlos (nombre ficticio) tiene 13 años y sufre maltrato físico. Sus palabras transmiten rabia pero sobre todo miedo e incomprensión. Carlos no comprende por qué sus padres le pegan, a los que, por otro lado, quiere.
· 1.778 niños y adolescentes sufrieron en 2012 algún tipo de violencia por parte de sus progenitores, compañeros de clase o parejas y exparejas, según ha informado el Jueves, 25 de Abril del 2013, la Fundación de Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo (Onege Anar); lo que supone un incremento del 13,6% respecto al año anterior.
· Solo en 2012, esta organización recibió 324.643 llamadas, un 67% más que en 2011, y pusieron en manos de expertos a 13.106 menores de los que 428 eran casos graves (maltrato físico o abuso sexual), en los que actuó la policía.
El enlace para leer el artículo completo es el siguiente:
“Los familiares, amigos, vecinos, educadores o personas que están o entran en contacto con los niños, tienen su parte de responsabilidad cuando se muestran indiferentes ante el maltrato infantil. Hay que dar la alerta, no mirar hacia otra parte. Si no eres la solución eres parte del problema”.
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